viernes, 9 de marzo de 2007

MARCELO MARCOLÍN


Marcelo es uno de los poetas que caminó las ciudades del conurbano, la gran metrópoli (sin superman, claro) y se desparramó por América Latina (cuando la dictadura lo obligó a exiliarse). Su poesía refleja su tiempo y su vida, que es parte indivisible de ese tiempo “sobrevivido”. Siempre ha reivindicado su pertenencia a los grupos “subterráneos” de los setenta (del siglo XX, claro), durante l tiempo inmediato anterior a la dictadura, esa orgía de semi libertad que desembocó en la locura. Haber caminado las calles durante los años duros, sin reivindicar ningún bando, pero siendo libres en medio de la represión, animándose a las hojitas con poemas, a los inocentes e insolentes gritos de rebeldía mimeografiada. Esto lo ha marcado, como a muchos, y desde ese tatuaje del alma creció como poeta. Heredero de los mufados de los sesenta (Grinberg dixit), pariente de los beatnik y los malditos, Marcelo mantiene una línea que puede notarse en sus poemas desde los comienzos. Esta “línea” no contradice el notable crecimiento literario (y humano, claro) desde POEMAS (1978) hasta EL VIEJO AUTOMÓVIL DE LOS SUEÑOS (2005).


DE LA IMAGEN NOCTURNA UNO

Ví a lo lejos una señal

que golpeó mi frente

con su luminosidad...

¡Hola viejo Rimbaud!

apenas idas las grullas

hablan de tu regreso.

Y en mi noche

sobre mi barca a la deriva,

sobre mis ojos alucinados,

un rostro de colores

se bate en un duelo de fuegos

con la palabra

y el alba del suicidio.

Vi de su rostro el viento...

de POEMAS , Ediciones El Ojo de la Ballena, 1978

EL ANDADOR DE TIERRAS Y SUEÑOS

He guardado barcos, barcos pequeños

que alcé desde el mar de las Antillas

barcos de sueños

que viajan en las tardes de octubre,

los he guardado sigiloso,

además,

he guardado jirafas rojas de cuello corto

tigres de las otras selvas

tarjetas de Navidad / soles en las playas de la lejanía

He guardado ciudades olvidadas

perros en las esquinas / lunas en las ventanas / corpiños en la brisa

soldaditos / camiones / dientes de leche y pororó.

Los he guardado pues voy por la vida

juntando a la vida

rescatando páginas / exiliando soledades.

He guardado los mapas

de un país de piernas largas

y a veces

transito sus caminos

con la frescura que sus paisajes otorga

y otras sé que estoy muy solo

y dejo que los barcos pequeños

las jirafas rojas / los tigres de las otras selvas

las tarjetas de Navidad / los soles en las playas de la lejanía

los perros en las esquinas / las luna por la ventana /

los corpiños en la brisa /

los soldaditos / los camiones / los dientes de leche

y el pororó

jueguen por sus planicies y montañas,

que se zambullan en sus ríos incógnitos

que despeinen sus pasiones

mientras yo contemplo

fumando tranquilo

y haciendo dibujos con mis dedos

en sus huecos más sublimes.

del libro EL VIEJO AUTOMÓVIL DE LOS SUEÑOS,

colección La Mandrágora, Ediciones El Ojo de la Ballena, 2005



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